RD: La sombra de una dictadura

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El autor es escritor y periodista. Reside en Estados Unidos

“La verdadera prueba de la moralidad en una sociedad es lo que hace con sus pobres y sus vulnerables”.

El gobierno se ha inventado centenares de mentiras para desviar la atención de un pueblo que no se distrae en lo inoportuno y se mantiene como un guardián sigiloso sin descuidar sus bienes, a pesar de la maraña confusa que nos imponen a través de la gravitar inversión proveniente de la administración pública, mientras el olvido se apodera de las instituciones de servicios que hoy día son catapultadas por la crisis.

Un registro histórico que no podría quedar en el olvido son las declaraciones retóricas que ofrece el presidente Luis Abinader, contextualizadas con fines burlesco, al decir ante los medios de comunicación: “quien hace las cosas mal hecha tiene que pagar, no importa quien sea”, quizás para solo destacar una de sus impermeables mentiras, sin embargo, resulta que sin ambages la mayoría de sus ministros y funcionarios corruptos están siendo protegidos con el ensalmo divino de su justicia.

Cuando se toca el instrumento y no se ejecutan las notas para descifrar el tono de la canción, indudablemente se produce una distorsión auditiva. Sin dudas ni equívocos, el recurso comunicacional preparado por el gobierno del PRM (Partido Revolucionario Moderno) para enfrentar las secuelas de críticas por actos de corrupción no le ha dado resultado, a pesar de los millones de pesos que invierte para callar la verdad y promover las constantes mentiras a través de las bocinas que responden a sus interese a cambio de la difusión de su discurso retorcido para confundir  a la población.

Verdades que causan dolencias y desesperación ante un gobierno indolente y apoderado de ministros que para justificar la corrupción y el desparpajo en las instituciones planifican la obtención inesperada de préstamos al vapor y a espalda de los ciudadanos dominicanos, además de la violencia que sigue el curso de lo imposible, afectando personas que defienden el patrimonio público, principalmente contra periodistas y representantes de organizaciones que propugnan por el manejo transparente del Estado.

Luis Abinader

Parecería que estamos volviendo a vivir en las dictaduras de Rafael Leónidas Trujillo Molina y los doce años de Joaquín Balaguer, donde todos aquellos que se pronunciaban contra esos regímenes eran secuestrados y posteriormente desaparecidos, a través de actos burdos y planificados por los anteriores gobernantes, pero ejecutados por subalternos de los cuerpos militares.

Préstamo

El sólo hecho de los diputados aprovechar las horas de la madrugada y aprobar un préstamo de 615,000,000 de dólares, después de ejecutar la aprobación en primera lectura del Código Procesal Penal, es una muestra legendaria y oportunista de que en la administración pública no hay control de las instituciones. Ahora bien, nos preguntamos: ¿Quién sometió ese anteproyecto de solicitud de dicho préstamo para que fuera aprobado al vapor? El presidente Abinader tiene la respuesta.

Quienes tenemos la virtud para decir la verdad no podemos sentir temor, pero sí mantenernos a la expectativa y protegernos de los planes macabros que se aposentan en el gobierno dominicano para callar la voz de aquellos que no tienen voces o que quizás las tienen y no se atreven a expresarse por temor a ser ejecutados y  posteriormente desaparecidos.

En los últimos meses decenas de personas han sido víctima de maltratos por parte de ministros y funcionarios enquistados en el presente gobierno, los cuales usan el poder para atentar contra personas ligadas a los medios de comunicación. El caso más reciente tiene relación con el secuestro por varios días del periodista de El Nuevo Diario Edward Ramírez.

El panorama que vivimos es el reflejo de una dictadura populista patrocinada por el gobierno y apoyada por el presidente Luis Abinader, para impedir que a través de los medios y plataformas digitales se difundan los actos confusos y anómalos que bordean el entorno del gobierno y afectan a la dominicanidad.

El temor del gobierno ante las verdades de la prensa tiene su origen  en sus aspiraciones a quedarse en el poder de cara al proceso electoral del 2028. Las amenazas contra periodistas son de mayor cuantía y el pronóstico posesivo de esta cruda realidad que atenta contra las libertades públicas se incrementa según pasa el tiempo.

Una manzana podrida dirige su néctar infectado a las demás manzanas y finalmente resulta que todas son lanzadas al basurero. Lo mismo está pasando con el gobierno de Luis Abinader que al igual que el PRD (Partido Revolucionario Dominicano), solo son buenos para hacer oposición. El presidente Abinader no ha querido reciclar la basura para sacar la manzana podrida y resulta que todas están cayendo al vertedero.

“Un presidente que no razona es como un personaje cualquiera que con un Vape en la boca solo sirve para inhalar una sustancia desconocida y contaminar a sus acompañantes con el humo”. El pronóstico nos dice que República Dominicana está al borde de una dictadura.

jpm-am

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