
La propina, ese pago extra que los clientes dejan por un buen servicio, tiene un significado y un manejo diferente según el país. En República Dominicana, está establecida por ley, pero como toda costumbre, genera confusiones y debate sobre su aplicación.
Origen y concepto
El término “propina” proviene del verbo propinar, que originalmente significa dar o suministrar algo, no necesariamente positivo, como cuando se dice “le propinaron un golpe”. Con el tiempo, la palabra se ha asociado al extra que se entrega a quien ofrece un servicio de calidad, desde un camarero hasta un taxista.
En países como Estados Unidos, la propina es una norma social, pero no está establecida por ley. Allí se acostumbra a dar entre un 10% y un 15% por servicios de restaurantes, bares, taxis y hoteles, y se considera una forma de reconocer la calidad del servicio recibido. Si un cliente no queda satisfecho, incluso puede negarse a dejar propina, y el establecimiento toma nota para mejorar la atención.
Por el contrario, en países como Japón y China, existe un rechazo cultural a la propina. Allí los empleados no la aceptan y se considera innecesaria, ya que se espera que el salario cubra la compensación por el servicio.
La propina en República Dominicana
En la República Dominicana, la propina está regulada por el artículo 228 del Código de Trabajo, y corresponde al 10% del consumo en restaurantes y establecimientos donde se brinda atención al cliente. Esta propina no es un impuesto, sino una obligación legal, destinada principalmente a complementar los salarios de los empleados de bajo ingreso, como camareros, cocineros y personal de limpieza.
El cliente, sin embargo, tiene derecho a rechazarla, siempre que lo haga previamente al consumo. Esta opción rara vez se utiliza, ya que la propina es vista como parte del servicio y su pago como un gesto de cortesía. Además, se acostumbra a dejar propina adicional por buena atención, lo que puede generar que los clientes terminen pagando un monto mucho mayor al 10% establecido, especialmente en cuentas elevadas.
Distribución y fiscalización
El 10% recaudado se distribuye entre el personal del establecimiento, garantizando que los empleados de menor salario reciban un complemento justo. Aunque algunas prácticas incluyen a gerentes en esta repartición, el espíritu de la ley es proteger a quienes dependen de la propina como parte de sus ingresos.
Para garantizar transparencia, los establecimientos emiten facturas con comprobante fiscal, donde se incluyen los impuestos legales (ITBIS) y la propina obligatoria. Esto permite que los consumidores puedan verificar el correcto cobro y reparto de la propina, evitando cobros indebidos, como intentar aplicar el 10% en pedidos para llevar, lo cual no corresponde según la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de 2021.