Este lunes se cumplen cinco meses desde la noche del 8 de abril, cuando la discoteca Jet Set se convirtió en escenario de una de las tragedias más dolorosas de la República Dominicana. Lo que debía ser una velada de música y baile terminó en caos, fuego y humo, dejando un saldo de 236 muertos y alrededor de 180 heridos.
Entre las víctimas se encontraban el merenguero Ruddy Pérez y varios de sus músicos, así como jóvenes celebrando cumpleaños, parejas disfrutando de la noche y familias que jamás imaginaron que esa sería su última reunión.
A pesar del tiempo transcurrido, la comunidad y el país siguen sintiendo el vacío que dejó aquel desastre. Los sobrevivientes continúan reviviendo con angustia los momentos de pánico, mientras que afuera del establecimiento se mantienen ofrendas florales, velas encendidas y mensajes de recuerdo, símbolos del duelo que aún permanece vivo.
En el ámbito judicial, los propietarios de la discoteca, Antonio y Maribel Espaillat, continúan cumpliendo con presentaciones periódicas ante la justicia. Esto, pese a que el Ministerio Público solicitó su prisión preventiva por supuesta negligencia, petición que fue rechazada por la Corte de Apelación del Distrito Nacional.
La tragedia de Jet Set dejó marcas profundas en las familias, la sociedad y la memoria colectiva del país, recordando la vulnerabilidad de los espacios de entretenimiento frente a medidas de seguridad insuficientes.