WASHINGTON- El presidente Donald Trump sorprendió al país este viernes al elogiar públicamente al alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, un contraste radical con los ataques feroces que ambos intercambiaron durante la campaña. Tras su primera reunión cara a cara en la Oficina Oval, Trump dijo sentirse “muy confiado” en que Mamdani “puede hacer un muy buen trabajo” y aseguró que el nuevo alcalde “va a sorprender a algunos conservadores”.
A diferencia del clima hostil que caracterizó la contienda electoral, ambos líderes evitaron enfrentamientos frente a las cámaras. Mamdani, de pie junto al presidente —quien permanecía sentado detrás de su escritorio— expresó su agradecimiento:
“Aprecié el tiempo con el presidente”.
Cuando un reportero cuestionó a Trump sobre el comentario previo de Mamdani llamándolo “déspota”, el mandatario respondió con humor:
“Me han llamado cosas mucho peores que un déspota, así que no es tan insultante”.
La cordialidad del encuentro contrastó con semanas de duros intercambios. Mamdani había declarado en un debate:
“Soy la peor pesadilla de Donald Trump: un inmigrante musulmán progresista que lucha por lo que cree”.
Trump, por su parte, cuestionó repetidamente las políticas del alcalde electo, asegurando que podrían afectar la economía y la seguridad de la ciudad. Estas preocupaciones fueron compartidas por algunos sectores del empresariado local.
El plan de Mamdani incluye congelar los alquileres, expandir el cuidado infantil gratuito, establecer un sistema de autobuses sin costo y aumentar impuestos a corporaciones y a los más ricos de Nueva York, propuestas que han generado intensos debates en la ciudad.
Pese a los temores de sus partidarios de que Trump pudiera utilizar el encuentro para ridiculizarlo —como ocurrió en visitas pasadas con otros líderes internacionales—, el presidente adoptó esta vez un tono inesperadamente conciliador.
“Me reuní con un hombre muy racional”, dijo Trump.
“Un hombre que realmente quiere ver a Nueva York ser grande de nuevo”.
El giro en el discurso abre un posible nuevo capítulo en la relación entre ambos, uno que podría definir el futuro inmediato de la ciudad más grande del país. Por ahora, lo que parecía un choque político inevitable terminó convirtiéndose en un momento de sorprendente cordialidad.