Ayudemos al Presidente a que se haga la justicia (OPINIÓN)

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EL AUTOR es político y escritor. Reside en Estados Unidos

1 – En abril de 2014 la periodista Olga Rodríguez publicó en el Heraldo de Madrid un artículo con el encabezado “Salid ahí fuera y obligadme a hacerlo”. Parte del cuerpo de aquel artículo es el siguiente: En los años treinta del siglo pasado, en plena aplicación de la segunda fase del New Deal para combatir la crisis económica de entonces, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt recibía a menudo demandas de sindicatos y organizaciones sociales que buscaban la aplicación de políticas más progresistas, con programas de ayuda y una nueva distribución de los recursos.

Cuentan que Roosevelt mostraba su disposición y contestaba diciéndoles: “Ahora salid ahí fuera y obligadme a hacerlo”.

2 – La calle ha sido siempre un escenario para hacer y reivindicar política, para forzar cambios, para participar y presionar. Desde ella se han conquistado derechos y libertades claves en la historia del ser humano, a través de protestas, reivindicaciones e incluso revoluciones.

3 – Las jornadas de ocho horas, los dos días de descanso, las condiciones de trabajo decentes, los salarios dignos, el derecho a sindicarse, no se habrían logrado sin algunos hombres y mujeres trabajadoras que, en los siglos XIX y XX, se jugaron el empleo e incluso la vida reivindicando el fin de la explotación y unas condiciones de vida y de trabajo más justas.

4 – Todo es como dice Naomi Klein; si queremos políticas que hagan de este planeta un mundo más sano, justo y pacífico, tendremos que salir ahí fuera. Y obligarles a hacerlo. (Fin de la cita).  Más claro de ahí, no canta un gallo.

Ayudemos al presidente.

5 – En nuestra RD No tenemos democracia plena, sino una plutocracia donde 30 familias, dueños de los medios de producción, son el poder detrás del trono. Ellos con su dinero financian los senadores y diputados que han de llegar al congreso. De esto se deriva que las leyes que salen del congreso son producto de decisiones confabuladas para favorecer determinados intereses. También, las élites referidas son un poder decisivo en la elección de todos los jueces que integran el sistema judicial.   Por otro lado, esos grupos de poder tampoco son ajenos al nombramiento de los ministros y de los jefes de instituciones claves como lo son el Banco Central y el Banco de Reservas de la RD y otros de no menor importancia.

6 – Esta élite oligárquica no obra en función de los intereses del pueblo, sino en función de los propios suyos.  Su ley, la maximización de la ganancia, es ejercida con codicia y privilegios obscenos a como dé lugar. En esta política queda incluido el desfalco descarado de los bienes públicos. El robo en Senasa de más de 100 mil millones de pesos evidencia esta ignominia.     

7 – Por otro lado, están las privatizaciones como un medio de la oligarquía nacional e internacional para adueñarse de los bienes del pueblo. Quieren privatizar la electricidad, el agua, el transporte, la educación, la policía, la salud.  Quieren privatizarlo todo, como un mecanismo para quedarse con todo. Al tenerlo todo, gozan de un poder absoluto, en lo político, social y económico.   Ya vimos que hasta la justicia la tienen privatizada.  Por eso, cuando alguno de ellos comete un delito, la llamada “justicia” los trata con manos de seda o emiten o fabrican sentencias donde la impunidad dice presente.   

8 – Por la realidad de la narrativa precedente, inferimos que, en nuestra República Dominicana, al no haber una democracia real, no tenemos instituciones fuertes.   Por ende, no son instituciones fuertes, ni el Poder Ejecutivo, ni el Poder Legislativo ni el judicial. Para más, aunque duela decirlo, no somos un país libre, soberano e independiente. Esos preceptos en la realidad son letras muertas, aunque estén establecidos en nuestra Constitución. Es que el imperialismo yanqui impone su agenda de dominación desde la sombra para saquearnos, y quien se oponga sufre embates de muerte y destrucción.

9 – Con esta realidad de por medio tienen que gobernar nuestros presidentes. La presidencia de Luis Abinader no es la excepción. Entonces, ante estas condicionantes, ¿qué le queda al pueblo que pide cambios y reivindicaciones y a un presidente que quiera “gobernar” en beneficio de su país? En este caso, lo más honesto y práctico sería decirle a ese pueblo: “Salid ahí fuera y obligadme a hacerlo”, tal como solicitó al suyo Franklin D. Roosevelt.

10 – Consta que nuestro presidente Luis Abinader y su familia son personas honestas. Luis quiere hacer lo mejor para el país. Él ha reafirmado en numerosas ocasiones que en su gobierno no hay espacio para la corrupción y la impunidad, que tiene amigos, no cómplices, que su compromiso es firme con la transparencia y la protección del patrimonio público, por lo que en su gobierno no habrá casos de corrupción que no sean investigados a fondo.

11 – Cierto, en el gobierno de Luis hemos visto que los casos de corrupción no se tapan, como sí sucedía en los gobiernos de Danilo y Leonel.   En la gobernanza de Luis se han hecho los sometimientos de lugar a los corruptos, pero los resultados no han sido los esperados por el pueblo.   Ello es debido a la debilidad que hemos referido de las instituciones, en este caso la debilidad institucional del poder judicial.

Caso Senasa

12 – El caso de corrupción de Senasa es algo fuerte, fuera de serie. 100 mil millones de pesos “no es paja de coco”.  Sin embargo, pese a los poderes de las mafias políticas y empresariales que han tomado el dominio del sistema judicial, Luis ha tomado la decisión de someter a los desfalcadores de Senasa. Pero como nuestra “justicia” no es ciega, ni justa, ni soberana, ni independiente, porque está controlada por el PLD, la FUPO y empresarios mafiosos, en este caso, para que la impunidad no se enseñoree una vez más, el pueblo, asumiendo el consejo de Franklin Delano Roosevelt, debe salir a las calles para exigir justicia, no a Luis, sino a los jueces que se van a encargar de juzgar este y otros casos de corrupción rampante.   

13 – El desfalco en Senasa amerita dar un ejemplo contundente.  Es una pena que en nuestro país no exista la pena de muerte, porque es lo que se merecen escorias sociales como ellos. Ameritan este castigo tanto por el monto que envuelve el robo como por la traición al país y a la confianza que el presidente depositó en ellos, principalmente en su ejecutivo Santiago Hazim.

14 – Este desfalco se agrava al conocer que el ladrón mayor de este caso es millonario en dólares desde la cuna. Ese es un hombre sin valores, sin lealtad a la patria y al presidente que confió en él.   Desde esa encumbrada posición, el director de Senasa, en vez de gozarse con servir a su pueblo y a su patria, prefirió nadar en el lodo del pillaje. Un hombre que desde la cuna tiene para vivir como un jeque árabe e incurre en el latrocinio de robar el dinero de las medicinas de los pobres, no tiene perdón de Dios. Estos son ladrones impíos, despiadados y carentes de toda humanidad.  Tampoco tendrán el perdón de Dios los jueces que obren para salvar a estos depravados de la cárcel de por vida, un castigo que merecen en ausencia de la pena capital en nuestro código penal.

15 – En consecuencia, el pueblo dominicano en masa debe salir a las calles, ya no en multitudes verdes que han sido defraudadas, sino en oleadas rojas a reclamar a los jueces que se haga justicia jurídica en el caso Senasa y en todos los casos de robo al erario. Que cese la impunidad, que los ladrones sean condenados a cumplir los años de cárcel que corresponden a su latrocinio y que devuelvan lo robado sin que haya arreglos obscenamente macabros que den lugar a la impunidad. También, la nación debe manifestarse en las redes sociales y con “cacerolazos”, dando su apoyo a la decisión del presidente de llevar a la justicia a los desfalcadores.   En estos momentos, esta es la mejor forma de ayudar al presidente a cumplir con su agenda de transparencia y cero impunidad. Que se haga justicia. Ello, para que prevalezca en nuestro país, por lo menos una democracia transitoria con alguna justicia social, política y económica.

Enlace: “Salid ahí fuera y obligadme a hacerlo”.

https://info.nodo50.org/Salid-ahi-fuera-y-obligadme-a.html

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