Adentrarnos a la lectura del interesante, sustancioso y edificante compendio de exposiciones que bajo el título Presencia Étnica en San Pedro de Macorís publicara hace unos años la Universidad Central del Este, a propósito de su 30 aniversario de fundación, constituye una valiosa oportunidad para conocer y entender el proceso vivido por los petromacorisanos desde su pasado, transitando por su industria azucarera, su dinámica migratoria, sus brotes comerciales y sus altos momentos en el arte, la cultura y los deportes.
Se trata de un legado saturado de aportes de diversas naturalezas en donde se plasman importantes contribuciones fruto de la acuciosidad, recopilación y análisis de esforzados intelectuales de diferentes generaciones y áreas de conocimientos de la talla de Manuel García Arévalo, Fermín Álvarez Santana, Julio Cesar Mota Acosta, Orlando Inoa y Rafael Jarvis Luis.
Allí, curiosamente y para satisfacción nuestra, hemos podido encontrar informaciones novedosas elucubrando apuntes curiosos y cautivadores que, bajo el concepto de primicias petromacorisanas, procedemos de inmediato a enunciar con el propósito de que resulten de interés para nuestros lectores, veamos:
Los primeros habitantes del Caribe en llegar a San Pedro de Macorís fueron los cubanos, en sentido general, gente de clase media, quienes terminaron siendo “los empresarios y técnicos responsables del desarrollo de la agroindustria de la caña de azúcar durante el último tercio del siglo XIX”.
La primera escuela donada a la comunidad petromacorisana se debió a la generosidad de Juan Amechazurra, en 1890, habilitada con equipos modernos para aquella época en que San Pedro de Macorís era “una insignificante aldea de labradores y pescadores”, según lo expresado por el prominente escritor y político Quiterio Berroa Canelo.
La primera molienda a vapor de caña de azúcar en San Pedro de Macorís fue realizada el día 9 de enero de 1879 en el Ingenio Angelina, el primero de la región Este del país, hecho calificado como “determinante en el desarrollo industrial y comercial” en La Sultana del Este.
El primer teatro de San Pedro de Macorís fue fundado por Santiago Mellor, quien el año 1881 había construido el Ingenio Porvenir. El centro de arte en referencia llevó por nombre Teatro Mellor, ocupando la planta baja de un edificio de madera de dos niveles, mientras el segundo piso sirvió de local de la Respetable Logia Independencia.
Ingenios
El primer Ingenio Central de San Pedro de Macorís se fundó en 1881, en el paraje Agua Dulce, bajo el nombre de Ingenio Consuelo, por iniciativa de los señores Solau y Padró, quienes llegaron al país procedentes de Cuba. Posteriormente, en 1893, el establecimiento azucarero fue adquirido por el cubano americano Guillermo L. Bass.
La primera zafra del Ingenio Santa Fe se realizó en 1884 y su fundación fue iniciativa de Vásquez Rousset y Co. Estuvo administrado por Salvador Emilio Rosa, que según expresa Leónidas García Lluberes en una de sus reflexiones era un “hombre culto y humanitario, que dejó perpetuado su nombre en algunas obras de progreso para la ciudad de Macorís”
El primero en edificar casas con madera de pino, pisos del mismo material, techadas de zinc, en el centro poblado macorisano, fue Mateo Saladrigas, quien pasó a convertirse en el pionero de la sustitución del clásico bohío por confortables casas de madera, además de ser considerado como “el ciudadano cubano que más aportó al desarrollo comercial y urbanístico de San Pedro de Macorís”.
La primera casa de mampostería (cal y canto) levantada en “el viejo Macorís”, allá por 1884, fue obra de José Saladrigas, inmueble denominado por los nativos como “la casa de piedras”, ubicada en la calle José Reyes esquina Emilio Prud’Homme, donde fruto de la piqueta del llamado modernismo desapareció.
Las primeras pulperías que funcionaron en San Pedro de Macorís fueron instaladas por el comerciante y constructor cubano Mateo Saladrigas, siendo imitadas rápidamente por los pobladores criollos, “cuyos negocios estaban desorganizados”. Vale también puntualizar que Saladrigas asesoró a los tablajeros petromacorisanos sobre la forma correcta de cortar la carne.
Entre los primeros inmigrantes en llegar a San Pedro de Macorís a final del siglo XIX se destacan los puertorriqueños, seguidos por los cocolos, en el decenio de 1880, “a consecuencia de la crisis por la que atravesó la industria azucarera dominicana “que impedía pagar salarios mínimos adecuados, lo que provocó una deficiencia crítica de la mano de obra nativa, siendo necesario para mantener a flote esta industria la importación de braceros de otras islas del Caribe”.
El primer edificio de cuatro pisos levantado en La Sultana del Este y que fuera construido en el país se erigió gracias a la iniciativa de su propietario don Antonio Morey, bajo el nombre de Edificio Morey en donde funcionó un establecimiento ferretero y el Gran Hotel Savoia, inaugurado en 1918, el cual fue calificado por mucho tiempo como el principal negocio hotelero de San Pedro de Macorís. Actualmente, el soberbio inmueble proyecta un estado de abandono y deterioro mayúsculo.
El Primer Carro Fúnebre de lujo tirado a caballos y al servicio de los petromacorisanos fue donado por Antonio Fernández Pérez, quien pereció trágicamente junto a algunos de sus familiares, en un naufragio en el mar Mediterráneo durante un viaje de vacaciones a España.
El primer centro de esparcimiento de los españoles radicados en San Pedro de Macorís fue fundado el 11 de noviembre de 1911, llevó por nombre Centro Recreativo Español y le corresponde el honor de haber constituido la primera agrupación corporativa permanente, que sirvió de modelo para la creación de otros centros sociales y gremiales.
El primer edificio que alojó al Centro Recreativo Español hasta la segunda década del pasado siglo, fue construido por Nicolás Cortina Camblor, funcionando hasta finales de los años veinte, cuando por disposición de su Junta Directiva, presidida por José Armenteros, se construyó una nueva edificación de bella fachada de estilo neoclásico y “…en cuyo frontispicio se destaca el escudo de la monarquía española como un símbolo emblemático de la identidad de sus miembros”. En el presente, la referida organización social fue ubicada a las afueras de la ciudad de San Pedro de Macorís “…en donde dispone de un amplio terreno, con la finalidad de ofrecer mayores facilidades para la práctica de los deportes y el esparcimiento de sus socios”.
El primer centro de enseñanza comercial e inglés que funcionó en San Pedro de Macorís se conoce con el nombre de Colegio Juan Pablo Duarte y fue fundado por el profesor Manuel Acevedo Serrano.
La primera farmacia que prestó servicio a la comunidad petromacorisana llevó el nombre de Botica La Macorisana y fue instalada y administrada por Manuel Mallén Ortiz. Transcurrido el tiempo, el establecimiento se convirtió en droguería, la cual por varios años terminó siendo considerada como la más importante del país.
El primer local de tres niveles en mampostería edificado en San Pedro de Macorís fue levantado entre los años 1903 y y 1908 por Manuel Mallén Ortiz y estuvo ubicado en el inicio de la avenida Independencia esquina José Reyes. Esta estructura fue destruida por el sismo de 1946, aunque todavía quedan algunos vestigios de ella.
El primer club de boricuas que funcionó en La Sultana del Este fue fundado el 22 de julio de 1914, siendo su primer presidente a Vicente Maura. Su local principal fue levantado en un solar de la calle Independencia y tuvo un costo de mil dólares”. Hace un considerable tiempo que el inmueble desapareció, todo terminó en ruina.
La primera escuela de La Punta de Pescadores en San Pedro de Macorís data de principios del siglo XX y fue donada por el industrial Jorge Serallés, bajo la dirección de Josefa Favió. De 1917 a 1919 el centro educativo funcionó bajo la dirección de la feminista Consuelo Montalvo de Frías.
La primera mujer petromacorisana y del país en graduarse de Doctora en Farmacia se conoce como María Francisca, hija de Luisa Ysambert y nieta de Domingo Ysambert uno de los fundadores de La Sultana del Este. La señora Ysambert era esposa de don Manuel Mallen Ortiz, cariñosamente conocido como Don Lico.
La primera Asociación de Cronistas Deportivos de La Sultana del Este y del país fue fundada en el local del Colegio María Trinidad Sánchez, en terrenos que hoy forman parte del Ayuntamiento Municipal Petromacorisano y entre sus fundadores resaltan los puertorriqueños Adolfo Alfonso Piris y José Narciso Solá, este último padre de la destacada actriz dominicana Monina Solá.
Antes de proceder a colocar el punto final de estas acotaciones, permítasenos resaltar, tal como lo advierte uno de los autores de los ensayos que sirvieron de cimiento a las primicias expuestas que, sin olvidar la trascendente contribución de los nacionales puertorriqueños, cocolos y árabes al desarrollo general de la comunidad petromacorisana, “la inmigración que más ha aportado, en todos los órdenes, a San Pedro de Macorís, lo fue la cubana”, a pesar de que no fuera duradera y como muestra de tal verdad “ahí están los hechos, plasmados para siempre en la página del recuerdo”.
Esa es la realidad…
jpm-am
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