Por MARINO VINICIO CASTILLO R.
Las dos pizarritas del Presidente.
Con las declaraciones del Presidente de la República y las pizarritas rojas en que mostraba los 6,500 millones de pesos recuperados por los abogados comisionados por él para los casos de que se ventilan en una virtual puerta cerrada, gracias a un imperdonable manto de espeso silencio conque la comunicación social los ha recubierto, se produjo un evento político de enorme significación.
En efecto, proviniendo de labios del Presidente ese estruendoso monto, evidentemente se abrirán nuevamente los mayores escándalos durante la campaña electoral del año ´28.
Sobre todo, porque en la otra pizarrita él, Regla en mano, señaló una cifra escalofriante que queda por recuperar, 130,000 millones de pesos, lo que obliga a suponer que serán las sentencias penales de fondo las que tendrán que fijar la cifra, pero montadas sobre la culpabilidad de los reos. Ahí hay mensaje también de advertencia cuidadosa al poder judicial.
Ese evento descrito a grandes rasgos necesita una explicación de sus causas posibles para aparecer en una mansa comparecencia como La Semanal y la impresión fundamental es que resucitó la atención pública acerca de las exacciones dolosas de fondos nacionales. Las reacciones de una genuina oposición política en campaña quedaron fortalecidas.

Danilo
Un Danilo Medina delirante en las últimas semanas acerca del destino de su partido y cómo el pueblo lo reclama y espera, será contenido y llevado a su amarga realidad por la fuerza de esa resucitación de la gravedad de los cargos inculpatorios de los suyos.
Él, que regresó de la recuperación de su alegado quebranto y el bajo perfil, hablando de que “venía a cobrarle al pueblo lo que le debe”, comprobará a partir de las pizarritas rojas lo que es la inconformidad de un pueblo saqueado.
Claro, al estar tan apagado el proceso de los juicios criminales, que se llegaron a considerar los más importante de América Latina, y al mantener el Presidente Abinader su decisión de respetar la independencia del Ministerio Público, que ha hecho un trabajo admirable, parece que él sintió la necesidad de utilizar esas dos pizarritas como un acto recordatorio al PLD, Danilo Medina a la cabeza, de que, en realidad, ellos se beneficiaron de su error al suscitar acercamientos que parecieron un indulto colectivo en favor del numeroso grupo de familiares bajo acusación.

Esa gracia exculpatoria subliminal Danilo Medina la despreció con dureza porque cuenta con la vieja e indestructible amistad con el expresidente Hipólito Mejía, con el cual mantiene unas relaciones simbióticas, que yo puedo confirmar sin temor a exageración.
¿Por qué esto último? Porque tan solo dos días después de haber sido electo en el año ´12 Danilo Medina, en el patio de la Casa Presidencial del PLD, se dirigió a sus compañeros, y detrás a sus espaldas estaba junto a mis hijos, como aliados que fuéramos en esas elecciones.
Sin embargo, Danilo Medina, en un ejercicio extremo de su fraternidad, utilizó parte de su discurso para hablar de la “amistad inconmovible” que él sostenía con Hipólito Mejía y su familia, de la cual mencionó sus nombres, y cerró con esta afirmación: “Les doy seguridades a ellos que no hice jamás campaña sucia en su contra”.
Ciertamente, lo que se reputó como campaña sucia fue aquel documental El Mayor de los Peligros, que derribara las pretensiones de los Asesores extranjeros del candidato Mejía, a quien dulcificaron con la frase “Llegó Papá”.
Eso sí, debo recordar, sólo se utilizaron en ese documental histórico las palabras y ocurrencias del candidato derrotado, sin que mediara un solo juicio de la Fuerza Nacional Progresista como reproche.

¿Qué ocurre, pues, ahora? Que la Vicepresidencia de la República vuelve a ser el foco de percance que fuera en nuestra historia de los pasados dos siglos.
Citaré sólo dos casos, disímiles por cierto: El Presidente Ramón Cáceres la eliminó de la Constitución del año 1906, cuando le preguntara al General Cirilo de los Santos (Guayubín) uno de sus aguerridos seguidores, ¿quién podría ser vicepresidente?, y éste le contestó: “Yo, porque soy el que más ha peleado por ti.”
Me voy a quedar con otra experiencia personal que he contado otras veces, cuando un inolvidable amigo que fuera crucial para el regreso al poder en el año 1966 del Presidente Balaguer, Augusto Lora, al yo aconsejarle inútilmente pese a la limpieza de su amistad, no me oyó; “Augusto, Balaguer está decidido a permanecer. No lo desafíes. Aguarda”. Se sabe cuánto siguió como drama.
Rumor
En estos momentos se trata de El y se llega a decir que su reaparición en el escenario público ha estremecido al pueblo y corre el rumor de que está acordada ya la fórmula invencible: Carolina y El Penco.
Se dice más, al señalar que con la franqueza habitual del padre de ésta le dijo a Medina: “Yo con una carta de tres párrafos resolví el perdón de Salvador y todos los implicados”, luego de aquellos juicios de 2,000 horas televisadas.
La inferencia es automática. Entiendo que entre los motivos que el Presidente pudo tener en la profundidad de su conciencia estuvo el de salvar a su partido y quedar en condiciones de que la fórmula final de sus candidaturas se hiciera con otro exponente de sus jóvenes e inquietos aspirantes.
Al Presidente, el anciano no lo aconseja en esta ocasión; sólo le recuerda que la soledad de una presidencia que termina, como él la programó, es despiadada. Las pizarritas son sus espadas.
jpm-am
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