Nuestro trabajo es un despojo de emociones que nos satisface y que ni fiscal, ni juez mucho menos comentarista, radial o televisivo. Somos investigadores de las ciencias criminales y con ellas investigamos y comentamos los acontecimientos propios de su investigación y quehacer que tocan a los seres humanos. No acusamos, ni nos solidarizamos con nadie a favor ni en contra.
Los propietarios-Directores de este diario, hasta ahora no nos han solicitado ni ordenado que hable o no de ningún tópico específico esperando que siempre así lo sea. Muchos de ustedes se preguntan qué le ha pasado al Dr. Nada en particular. Solo un desaprensivo osó dirigir mi pensamiento y se equivocó.
La corrupción y el crimen organizado están intrínsecamente ligados, creando un ciclo vicioso donde la corrupción (política y judicial), facilita las operaciones criminales) lavado de dinero, tráfico, extorsión), ya a la vez, el crimen organizado debilita las instituciones estatales, infiltrándose y comparándolas para operar con impunidad, afectando gravemente la gestión público y la democracia.
No podemos negar que la corrupción es en nuestros días uno de los principales flagelos de nuestras instituciones públicas y de la democracia, no sólo por el perjuicio que ocasiona al Estado de Derecho, sino también por el tremendo daño que implica para la economía de un país, sin olvidarnos de las lesiones que provoca, directa o indirectamente, en los derechos de los ciudadanos.
No podemos omitir tampoco, que la delincuencia organizada como la corrupción ha ido transformando a lo largo de los tiempos, a la par que lo ha hecho la sociedad en la que se instauran, como es lógico, y que, tanto una como otra, serán diferentes dependiendo del lugar y el momento en el que se desenvuelven.
Todo ello nos obliga a señalar que la estrategia para combatir esta terrible conexión delincuencial va a ser muy diferente dependiendo de la localización y la coyuntura en la que se lleve a efecto. Establecer una definición completa de la corrupción, que pueda utilizarse en el ámbito internacional es bastante dificultoso, pero por ser adecuadamente detallada compartiremos las manifestaciones de Kjellberg al respecto quien define la corrupción pública como “una quiebra de las normas legales o de las normas éticas no escritas, pero con apoyo social generalizado, relativas a cómo se debe ejercer el servicio público, para proporcionar servicios o beneficios a ciertos grupos o ciudadanos de forma oculta, con voluntad de ganancia directa o indirectamente”.

Desgraciadamente, en nuestros días no podemos hablar de casos aislados de corrupción ya que hasta en Finlandia, país donde menos corrupción hay, encontramos algunos ejemplos.No podemos negar tampoco que la corrupción ha existido desde tiempos inmemoriales pero lo que nos preocupa hoy es su notable e incesante incremento en un estados, donde el sistema penal funciona supuestamente mucho mejor que el que regía siglos atrás.
Numerosos cargos públicos llegan a desempeñar sus actividades considerando que el lucro personal de la corrupción es un privilegio unido a su cargo, algo que, sin duda, nos muestra el enraizamiento de tal corruptela en esta sociedad actual.
En estos años, la corrupción se ha enquistado en el sistema y ha pasado a ser un modo de vida de muchos servidores públicos; y lo más grave aún, estos casos ocupan las portadas de los periódicos de mayor circulación y abren informativos a diario sin generar ya practicante ningún asombro en los ciudadanos.
La corrupción se ha normalizado y la sociedad permanece impasible y aletargada, mientras día a día ve cómo las arcas públicas se vacían y como sus derechos son vulnerados simplemente por satisfacer los intereses personales de unos cuantos “traidores” de la democracia. En fin, este problema supone que un número muy grande de trabajadores públicos, persiguiendo sus intereses personales, logran dañar al Estado desde dentro desde una posición que es igualmente privilegiada, tanto para defender el bienestar de los ciudadanos como para reventarlo.
El problema surge, por tanto y precisamente, cuando se elige por los citados servidores públicos esta última opción y se institucionaliza cuando dicha elección es altamente pluralizada. Esto es, cuando la corrupción y la delincuencia organizada se coliden, ponen al Estado de Derecho más en riesgo que nunca al representar dos armas que pueden ser letales para toda institución democrática.
Bomba
Si a la corrupción señalada le agregamos el daño ocasionado por el crimen organizado, nos encontramos con una genuina bomba de relojería que puede dar al traste con toda la estructura de una nación democrática. En primer término, y para comprender de manera adecuada el concepto de delincuencia organizada, hay que señalar que el crimen organizado no es exactamente un delito o un tipo delictivo en sí mismo, sino una manera de cometer delitos de forma organizada y estructurada, de ahí que la doctrina no haya logrado encontrar una definición unánime para la misma.
Las Naciones Unidas en la Convención de Palermo contra la Delincuencia Organizada Transnacional del año 2000 califica al grupo criminal organizado en su artículo segundo, como: Un grupo estructurado de tres o más personas que existe durante cierto tiempo y que actúa concertadamente con el propósito de cometer uno o más delitos graves, con la intención de obtener, directa o indirectamente un beneficio material o económico. Seguiremos.
jpm-am
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