Ecos de un poeta popular: La pluma inagotable de Nelson de la Olla (OPINION)

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El autor es escritor y periodista. Reside en Estados Unidos

La trayectoria de Nelson Mendoza, conocido artísticamente como Nelson de la Olla, ha sido recientemente validada por un reconocimiento que sella su lugar en la historia musical dominicana. Ser distinguido como el compositor más destacado entre un conglomerado de talentosos colegas en un concurso de merengue, bachata y otros géneros de la música, no es solo un premio; es un sello que certifica la pasión, el esfuerzo y la genialidad de toda una vida dedicada a las musas del pentagrama.

Este honor no es casualidad, sino el resultado de un proceso transparente y riguroso avalado por instituciones clave; y quizás por esa razón, La Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA), junto a las sociedades de gestión colectiva SGACEDOM, SODAIE, y EGECAM, organizaron y certificaron el concurso “Haciendo Merengue” y el hecho de que estas organizaciones, pilares en la defensa de los derechos de autor y conexos en nuestro país, dieran su visto bueno a la obra de esta presea de las letras (Nelson de la Olla), otorga peso y credibilidad inigualables al reconocimiento, validando su lugar en la élite compositiva dominicana.

La historia de Nelson de la Olla no comenzó en los grandes estudios de grabación, sino en la pintoresca comunidad de La Ceiba de Bonao, provincia Monseñor Nouel, visto que proviene de una tierra fértil en cultura y tradiciones, un entorno humilde que sembró en él las semillas del arte, por lo que es preciso destacar, sobre este icónico personaje, que fue a los 15 años cuando su curiosidad por la música se transformó en una vocación formal, momento en que inició sus estudios y se sumergió de lleno en la teoría y la práctica musical, marcando el inicio de un viaje que lo catapultó hacia el estrellato.

En este camino, la entrega familiar ha sido fundamental porque detrás de cada nota y cada letra hay un sacrificio compartido, ya que el apoyo incondicional de su familia ha sido el pilar que lo ha sostenido en los momentos de incertidumbre, recordando la importancia de la perseverancia y la fe en su talento, debido a que su amor y aliento constante también son parte de su música como los acordes que escribe, y la comprensión ha permitido que su pasión florezca sin obstáculos significativos.

Nelson de la Olla

La trayectoria de Nelson de la Olla ha sido impulsada por una motivación inagotable: Capturar la esencia del dominicano, sus alegrías, sus penas y su inigualable ritmo, ya que la música ha sido un lenguaje dirigido a conectar con el alma popular y cada composición es un desafío personal, una búsqueda de la melodía perfecta en busca de que las letras que compone resuenen en la entrega el palpitar de sus seguidores y esta constante evolución y reinvención le han permitido mantenerse relevante a lo largo de las décadas, adaptándose sin perder su esencia.

La República Dominicana tiene una rica historia de compositores que han marcado el rumbo de nuestra música, entre los que se destacan figuras legendarias de la estirpe de Ramoncito Díaz, Manuel Jiménez, Alicia Varoni, entre otros que han sido faros de inspiración. Estos gigantes establecieron un estándar de excelencia y autenticidad que obliga a las nuevas generaciones a esforzarse por mantener ese legado vibrante, por lo que, Nelson de la Olla se inscribe en esta tradición, siguiendo los pasos de los grandes maestros y aportando su propia voz.

Al comparar su figura con la de artistas internacionales, se encuentran similitudes en la dedicación y la disciplina. Se podría pensar en maestros de la balada romántica mexicana o grandes salseros, cuya prolífica obra ha trascendido fronteras; y al igual que ellos, el enfoque de Nelson de la Olla se centra en la honestidad de la letra y la universalidad del sentimiento, ya que su estilo, si bien arraigado en el merengue, busca esa conexión emocional directa que lograron sus inmortales, demostrando que la música sincera no tiene pasaporte.

El mayor orgullo de Nelson es escuchar sus creaciones en las voces de artistas que admira. El merengue le ha dado la oportunidad de colaborar con orquestas icónicas como Los Toros Band, Los Hermanos Rosario, Héctor Acosta “El Torito”, y La Coco Band, agrupaciones que han popularizado varios de sus temas, convirtiéndolos en himnos de la música tropical y consolidando su presencia en el género.

El punto de inflexión en su carrera, un momento que lo llevó a la cúspide del estrellato, fue el repunte de su tema icónico “Ay que Olla”, composición que se convirtió en un fenómeno musical, un éxito rotundo que trascendió fronteras y se arraigó en la cultura popular. La  melodía y la letra pegajosa se convirtieron en un himno, demostrando la capacidad única de Nelson de la Olla para conectar de manera masiva con el público a través de su arte.

Más allá de la composición, su rol como arreglista musical le ha permitido dar forma a las canciones desde su concepción sonora. “Un buen arreglo puede elevar una canción” (MB) y esta dualidad de compositor y arreglista le ha dado control creativo total de sus obras, permitiéndole plasmar exactamente lo que escucha en su mente, un aspecto crucial de su identidad artística.

Un hito importante en la carrera de Nelson de la Olla fue la fundación de su propia agrupación, “La Banda Chula”, un proyecto personal que le ha permitido experimentar con su sonido sin restricciones externas, logrando un ascenso notable; sin embargo, se podría decir que esta banda nace como una etapa de crecimiento, liderazgo y consolidación de su estilo, donde pudo ser el capitán de su propio barco musical, demostrando que: “La visión integral del artista es posible cuando se combina talento con determinación”. (MB).

Si tuviera que dejar una reflexión sobre su carrera, sería sobre el valor de la perseverancia, ya que el camino para repuntar como artista es arduo, tortuoso, lleno de rechazos y desafíos económicos, por tal razón, la pasión por crear es el motor que ha mantenido de pie a este prestigioso artista que durante años ha puesto en alto el nombre de la provincia Monseñor Nouel a nivel nacional e internacional.

Su reciente reconocimiento a su edad es prueba de que el talento no tiene fecha de caducidad y que nunca es tarde para alcanzar la cima. Se podría asegurar que el legado que Nelson de la Olla siempre ha buscado dejar a su provincia es simple: una música honesta y perdurable.

El futuro encuentra a Nelson de la Olla más motivado que nunca, sin dudas, este premio le inyecta una nueva energía para seguir componiendo y arreglando. La música dominicana tiene un potencial ilimitado, y él debe sentirse privilegiado de ser parte de su evolución, en razón de que su compromiso sigue siendo el de aportar con su creatividad, asegurando que el merengue y otros géneros sigan vivos y evolucionando en las próximas generaciones.

Como bonaense que celebra y comparte el éxito de las personas de mi querida provincia, expreso mi gratitud a las entidades organizadoras de este evento, sobre todo, por este merecido reconocimiento a un hijo de Bonao, Piedra Blanca, Maimón y el país.

Este premio no es el final del camino, sino un hermoso punto y seguido, ya que sin menoscabo, la vida de Nelson de la Olla es la música, y su pluma seguirá escribiendo versos y melodías que, se espera, sigan resonando en los corazones del público dominicano. En Nelson Mendoza: “La pasión es la chispa que le enciende el fuego de la creatividad”. (MB).

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