Estados Unidos intensificó su ofensiva contra el gobierno de Nicolás Maduro al ampliar las acciones dirigidas a frenar las exportaciones petroleras de Venezuela, una de las principales fuentes de ingresos del régimen. La nueva estrategia incluye la persecución directa de petroleros que, según Washington, operan para evadir sanciones internacionales.
Persecución en aguas internacionales
Autoridades estadounidenses han reforzado la vigilancia marítima en el Caribe, enfocándose en embarcaciones que transportan crudo venezolano bajo esquemas considerados irregulares. Estas operaciones buscan interceptar buques que forman parte de una red utilizada para sortear las restricciones impuestas por EE. UU. y sus aliados.
Las acciones marcan un giro más agresivo en la política de presión, pasando de sanciones financieras a medidas directas en el mar.
Golpe a la principal fuente de ingresos
El petróleo sigue siendo el pilar económico del gobierno venezolano. Al limitar su comercialización, Estados Unidos intenta reducir la capacidad financiera del régimen, afectando su margen de maniobra tanto interna como internacionalmente.
Funcionarios estadounidenses han reiterado que la presión se mantendrá mientras no haya cambios políticos significativos en Venezuela.
Respuesta del gobierno venezolano
Desde Caracas, el gobierno de Maduro ha condenado estas acciones, calificándolas como ilegales y violatorias del derecho internacional. Las autoridades venezolanas aseguran que se trata de una escalada hostil que busca asfixiar económicamente al país y han advertido que acudirán a instancias internacionales.
Tensión regional en aumento
El endurecimiento del cerco estadounidense eleva la tensión en la región y genera incertidumbre en el mercado energético, especialmente entre países que aún mantienen relaciones comerciales con Venezuela.
Analistas advierten que este escenario podría profundizar el conflicto diplomático y tener repercusiones económicas más amplias si las acciones continúan intensificándose.
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