Payita es una comunidad semirrural que junto con Arroyo Salado forma un distrito municipal, adscrito al municipio Cabrera, en la provincia María Trinidad Sánchez. La tierra sirve a la agricultura y la ganadería sin ignorar su vocación turística. Como paradoja, allí las riquezas conviven con la pobreza y las carencias.
No todos, de sus poco más de 9,000 habitantes tienen iguales oportunidades de acceso a salud, educación y alimentación. Los payiteros esperan y merecen algo más. El pasado 21 de julio se cumplió el primer año del funcionamiento de una institución que tiene entre sus objetivos remediar esas viejas insuficiencias.
Desde hace tiempo, los programas oficiales en estas áreas resultan insuficientes. Su objetivo general consiste en apoyar iniciativas que permitan a los más pobres el desarrollo integral de la persona, la familia y la comunidad. Se trata de la Fundación Don Zaro, la cual honra la memora del señor Nazario Ozoria Mosquea.
Este señor vivió entre 1928 y 2010, tuvo su casa y su parcela en Payita y se distinguió como hombre de bien. Sus hijos, sus nietos y otros parientes han creado la organización, no para idolatrarlo, sino para poner en práctica su ejemplo de servicio, emprendiendo con ese fin acciones en beneficio de la comunidad.
Como objetivos específicos, la entidad apoya la educación de niños y jóvenes de escasos recursos económicos, para que puedan lograr un oficio o carrera que les permita su realización personal y servir a la sociedad. Por igual, busca elaborar e impulsar proyectos de desarrollo comunitario sostenibles, conforme a la solidaridad y el bien común.
La agricultura es otra vía mediante la cual la Fundación Don Zaro se propone contribuir al mejoramiento de la vida en Payita-Arroyo Salado. Con la creación de pequeños y medianos proyectos agrícolas, quiere ayudar a los labradores a desarrollar fuentes de ingresos que les permitan crecer humana, social y económicamente.
Don Zaro y su esposa, Altagracia Acosta, procrearon tres hijos: Francisco, Secundino y José Miguel. Criaron otras tres: Guadalupe, Francisca y Fidelina, a quienes los muchachos Ozoria acogieron plenamente como hermanas. Todos colaboran con la fundación, inspirados en el ideal de servicio y solidaridad que motiva la fe cristiana.
Los valores que la rigen dicen mucho de esta organización: fe, caridad, solidaridad, honestidad, unidad, trabajo, superación, desarrollo, amistad, optimismo y creatividad. La persona que funge de presidente resulta un valor agregado. Su nombre: Francisco Ozoria Acosta, payitero de nacimiento y arzobispo metropolitano de Santo Domingo.
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