POR HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
El autismo se genera justo en el momento en que se suspenden algunos procesos metabólicos (reacciones químicas) que evitan que el cerebro se desarrolle con normalidad. Esto ocurre cuando el ADN o, expresiones génicas particulares no cumplen con su función de proporcionar las sustancias químicas que el cerebro necesita en ese momento.
El impedimento del desarrollo normal del cerebro provoca daños permanentes que se manifiestan desde que el niño nace y no le permiten desarrollar habilidades comunicativas y sociales que están físicamente bloqueadas en su cerebro.
De aquí que, sería conveniente saber cuáles factores pueden provocar cambios a nivel de ADN, o al menos, pueden alterar la expresión génica. Ya que estos factores son los que están asociados al origen del autismo.
Qué puede cambiar el ADN y la expresión génica
Los principales lugares donde se puede llegar a modificar el ADN de una persona son los centros de salud (Clínicas y Hospitales). En estos lugares se utilizan Rayos X como método de diagnóstico y, se aplica radioterapia para tratar procesos cancerígenos. Por esta razón es muy importante que el médico y el técnico radiólogo sean conscientes del estado de una mujer antes de indicar o radiografiar a una paciente respectivamente.
Gracias a Dios que, otros tipos de radiaciones relacionadas con materiales radiactivos asociados a pilas atómicas, y que pueden provocar cambios en el ADN, no son comunes en la República Dominicana.
No obstante, hay sustancias que en la dieta y el ambiente pueden afectar la expresión génica, y dependiendo del momento de la gestación pueden llegar a afectar al embrión humano. Lo cual implica un cambio a nivel de ADN, es decir, un daño permanente que en ocasiones puede provocar directamente un aborto.
La mujer embarazada debe evitar comer todo lo que se le antoja, no sólo durante los primeros tres meses sino durante todo su embarazo. Esto se debe a que la placenta tiene capacidades limitadas para proteger al feto.
El autismo se origina esencialmente durante el embarazo debido a que en algún momento el cerebro del feto no se desarrolló correctamente debido a causas genéticas del padre o la madre. O bien, la madre ingirió una comida o bebida con alguna sustancia que provocó un cambió de expresión génica que alteró permanentemente el desarrollo del cerebro. Estas sustancias también pueden ser absorbidas por la piel o mediante la inhalación durante el proceso de la respiración, es decir, que no entran únicamente por la boca.
Sustancias químicas asociadas al autismo
Los pesticidas organofosforados como: Glifosato, Malatión, Clorpirifos, Diazinón Acefato, Metamidofós, Monocrotofos…entre otros. Aunque parezcan extrañas, estas sustancias son utilizadas ampliamente en agricultura y para el control de plagas. Son perjudiciales para la salud humana, el medio ambiente, y pueden dañar el embrión humano aún en bajas concentraciones.
Metales pesados como el Plomo (Pb) y el Mercurio (Hg) son conocidos por sus efectos neurotóxicos (alteran gravemente el sistema nervioso). Está comprobado que durante el embarazo y la infancia temprana pueden causar daños cognitivos y permanentes junto con el aumento del riesgo de desarrollar autismo.
Los tóxicos que se producen como consecuencia de quemar gasolina, diésel…, derivados de combustibles fósiles en general, han producido alteraciones a nivel epigenético que luego son heredables.
Los denominados disruptores endocrinos como el bisfenol A (BPA) y los ftalatos los cuales afectan la formación de las conexiones neuronales. Entre otros materiales, el BPA está presente en las facturas que se nos entregan en los supermercados y los ftalatos son sustancias orgánicas que están presentes en casi todos los plásticos de uso cotidiano. De ahí que haya que tener cuidado con los plásticos y la comida caliente que en ellos se coloca, especialmente las mujeres embarazadas.
En síntesis, la exposición a sustancias químicas y ambientales es un factor clave en el aumento del autismo. Así como también, la consciencia con la que la madre lleve su embarazo y el cuidado del recién nacido en su primer año.
Todo alimento, o sustancia que ponga en peligro el desarrollo del embrión y del feto es un potencial promotor del autismo.
Finalmente, y después de discutirlo con una profesional de epidemiología, se puede asegurar que el aumento del número de autistas en la República Dominicana y el mundo, también está asociado al incremento del número de profesionales capaces de diagnosticar este trastorno. Ahora se conoce mucho mejor este trastorno y, en consecuencia, puede ser identificado con mayor facilidad.
Vale decir que, aún en estos días, diagnosticar de forma segura el autismo requiere de formación especializada y experiencia. El número de estos profesionales con estas cualidades, quizás, sigue siendo reducido. Por cuya razón, conseguir un tratamiento efectivo y eficiente sobre un trastorno que aún se está conociendo es una tarea que se debe esperar sea difícil de resolver en los próximos años. En consecuencia, la mejor medicina siempre será la preventiva.
Por la naturaleza breve de estos textos, se dejará la discusión hasta aquí. Aunque se queda con el interés de seguir profundizando en la importante contribución que tienen los microorganismos del intestino en la producción de sustancias químicas específicas y su relación directa con el autismo.
jpm-am
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