En el ámbito político, la rivalidad entre líderes y partidos se expresa de múltiples formas, pero una de las más evidentes es el binomio de la envidia y la avaricia.
Este fenómeno, es descrito en la clásica paradoja donde un envidioso y un avaro reciben una oferta: el primero elige cuánto recibir, pero el segundo obtiene el doble. El envidioso, en su afán de no permitir que el otro gane más, prefiere elegir; nada, antes que conceder ventaja.
Esto ilustra con precisión la actitud de ciertos personajes o sectores de la oposición política en contra del gobierno del presidente Luis Abinader.
Desde su llegada al poder en 2020, Abinader ha enfrentado una oposición fragmentada entre quienes buscan recuperar privilegios y quienes simplemente no soportan su éxito.
El envidioso en la oposición no puede tolerar que Abinader haya implementado políticas de transparencia y modernización que lo diferencian de sus predecesores. Su obsesión no es construir una mejor alternativa, sino impedir que el gobierno avance, incluso si eso implica dañar al país.
El avaricioso, en cambio, es aquel que, habiendo disfrutado de las mieles del poder, no soporta perderlas. Son los políticos que buscan recuperar su influencia a cualquier costo, apelando a discursos incendiarios y estrategias populistas. Para ellos, no importa la estabilidad del país ni el bienestar de la población; lo crucial es acumular poder y recursos sin importar los medios.
Boicot
Ejemplos recientes confirman esta teoría. La oposición ha intentado boicotear proyectos clave, como reformas económicas y planes de infraestructura, no porque sean perjudiciales, sino porque su éxito fortalecería la imagen de Abinader. La desinformación, la manipulación mediática y la obstrucción sistemática se han convertido en herramientas recurrentes para estos sectores, reflejando la mentalidad del envidioso, que prefiere ver fracasar al país antes que aceptar el éxito del adversario.
Mientras tanto, el avaricioso impulsa narrativas de crisis y caos para sembrar la idea de que solo su regreso al poder restauraría el orden. Promesas irreales, nostalgia por el pasado y ataques infundados forman parte de su estrategia para debilitar la confianza en el gobierno.
En lugar de proponer soluciones, se limitan a deslegitimar cualquier acción del oficialismo, evidenciando su único objetivo: recuperar el control.
Esta combinación de envidia y avaricia dentro de la oposición no solo debilita su credibilidad, sino que también perjudica el desarrollo nacional. En un escenario ideal, la oposición debería ejercer un rol constructivo, proponiendo alternativas viables y fomentando un debate serio. Sin embargo, cuando prima la mezquindad sobre la visión de Estado, el resultado es un clima político tóxico donde el progreso queda relegado a un segundo plano.
Luis Abinader, a pesar de los ataques, ha mantenido un enfoque pragmático basado en la gestión eficiente y la institucionalidad.
Se podría decir con esta frase: que hoy en día, estamos cerca del triunfo sobre la pobreza en la historia de la República Dominicana.
El éxito de Abinader radica en no caer en la provocación y continuar impulsando reformas necesarias para el país. Esto, lejos de ser reconocido por la oposición, aviva aún más la frustración de quienes ven su influencia desvanecerse.
El reto
El reto para la sociedad dominicana es identificar esta dinámica y no dejarse arrastrar por el discurso del envidioso y el avaricioso.
La política debe ser un espacio para la confrontación de ideas, no un campo de batalla donde el resentimiento y la codicia sean los motores principales. La ciudadanía tiene en sus manos la posibilidad de exigir un debate político más maduro, donde el desarrollo del país prime sobre los intereses personales.
En definitiva, la oposición a Abinader refleja la paradoja clásica: en lugar de aspirar a construir, algunos prefieren destruir. Mientras sigan atrapados en la lógica del envidioso y el avaricioso, su capacidad para ofrecer una alternativa real se verá seriamente comprometida.
Al final dejo esta reflexión de Flavio Aviano: “El cuervo y la zorra” – Un cuervo sostiene un queso en su pico y una zorra lo halaga para que abra la boca y lo suelte, enseñándole la importancia de no dejarse llevar por la adulación”. Los líderes deben cuidarse de estos.
jpm-am
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