La Feria Internacional del Libro, más que para fomentar la lectura y apoyar la industria del libro dominicano, fue creada para promover a la República Dominicana como destino turístico y cultural.
La meta se logró y se debe evolucionar a otro nivel que es hacer la inversión en ferias Provinciales y Regionales para estimular lectura, creatividad y productividad intelectual, publicación de libros y dignificar el oficio de escritor.
Hacer que los escritores sientan satisfacción y que los estudiantes deseen seguir sus pasos, y eso se consigue con apoyo institucional y reconocimiento social. Las ferias Provinciales y Regionales deberán estar enfocadas en esa meta.
El Ministerio de Cultura con la celebración de ferias Provinciales y Regionales puede estimular la creación de Círculos de Escritores Provinciales y Regionales, y delegar en estos roles importantes en el montaje y desarrollo de las mismas.
En cada feria se deben poner en circulación nuevos libros y el Ministerio de Cultura debe aportar en lo necesario para la promoción y montaje de los eventos.
En cada feria Provincial o Regional se puede hacer un reconocimiento a profesionales destacados de la provincia o Región. Estas personas que con buenas prácticas y sanas trayectorias de vida son modelos de éxito deben ser presentadas como ejemplos de inspiración. Y si hay algo que necesita la juventud dominicana, es eso.
Los emprendedores exitosos y teiunfadores deben recibir invitaciones para dictar charlas, dar entrevistas o tener diálogos con los estudiantes. Así aportan experiencias que se puedan tipificar como legado inspirador para quienes busquen triunfar.
Costos
Sepa presidente Luís Abinader que hay miles de libros inéditos, con buen contenido, que no se publican porque sus autores carecen de los recursos.
Los profesionales temen a endeudarse para publicar un libro, porque son conscientes de que el negocio no es rentable.
En los últimos años, una parte importante de los libros que circulan en las librerías no fueron puestos en circulación, como era costumbre en el pasado, y esto se debe a que los autores carecen de presupuesto para montar las ceremonias de puesta en circulación.
Cada año, presidente Luís Abinader, se publican menos libros y eso no significa que las gentes estén dejando de leer. Sencillamente, las personas emigran de la lectura impresa hacia la lectura digital, y es algo que se debe contemplar desde el Ministerio de Cultura: «los libros deben ser publicados en pasta y digital, pero no todos los escritores lo entienden».
Las mayorías de las librerías han cerrado en la última década y muchas de las que quedan cerrarán antes del 2030, porque el conocimiento está digitalizado.
Quienes catalogan como ignorantes a los lectores que cambiaron de libro en pasta a libro digital, están equivocados.
Es más inteligente tener una biblioteca personal en su computadora, que usted la lleva consigo, que tener una habitación abarrotada de libros.
Por tanto, el Ministerio de Cultura debe estimular el libro digital para que florezca el conocimiento. Esa es una misión del Estado Social y Democrático de Derechos.
Entender desde el gobierno y el Ministerio de Cultura que el paso de libro en pasta al digital es indetenible e irreversible, puede contribuir a que se incremente la creatividad y productividad intelectual y esto se reflejará en un incremento en la publicación de libros.
En los años 80 y 90 las licorerías tenían un Departamento de Mercadeo y Relaciones Públicas que aportaban los brindis para las puestas en circulación de libros. El escritor llevaba una carta y anexaba la invitación, decía la cantidad de invitados y era suficiente para recibir la colaboración.
Se incrementó la puesta en circulación de libros y las licorerías decidieron para no privilegiar a unos escritores y discriminar a otros, dejar de brindar el apoyo.
Ahora, si el escritor es profesor universitario, consigue fácil el salón de la universidad, pero no el brindis, porque las academias no tienen presupuesto para esos renglones.
Estos detalles son importantes, si queremos fomentar producción literaria, porque los escritores, por lo regular, provienen de clases media y pobre. A los hijos de los ricos no le interesa ser escritores ni maestros.
Los costos de impresión se han incrementado. Imprimir mil ejemplares de un libro de 200 o 300 páginas, que es el tamaño en que oscilan las mayorías, requiere de un presupuesto de 200 mil pesos en adelante, sin incluir diagramación y portada.
Las mayorías de los escritores se quedan en un primer libro, porque se encuentran con el difícil proceso de distribución y venta: lo más probable es que no recuperen el dinero que invirtieron.
Muchos no saben que para lograr reconocimiento como escritor hay que regalar un porcentaje importante de los libros a bibliotecas, comunicadores y personalidades.
Hasta los amigos, en vez de comprar el libro y adquirir un par como forma de apoyar al escritor, son dados a exigir: «publicaste un libro y no me lo regalado. Lo quiero dedicado».
La República Dominicana es un Estado Social y Democrático de Derechos sin programas para apoyar el libro, y como ser escritor ha perdido hasta prestancia y reconocimiento social, los más jóvenes no muestran interés en seguir sus pasos.
Los cientos de millones de pesos que se gastan en una Feria Internacional del Libro, cada año, deben invertirse en Ferias Provinciales y Regionales que estimulen lectura, cultura, oficio de escribir y socialización que se traduzca en información y noticia sana y de calidad, que sirva de muro de contención a la información negativa y tóxica que contamina el cerebro social y descarrila la conducta humana.
El Ministerio de Cultura, como una forma de apoyar al naciente escritor, puede hacerle un aporte para que dicte una conferencia sobre el tema.
Las autoridades del Ministerio de Turismo, en vez de estar buscando fotos y figureos con escritores de fama internacional, debieran hacer empatía y motivar al escritor o aspirante a escritor local.
Las ferias Provinciales, montadas con esos criterios, les darán razón de ser a las Oficinas Provinciales de Cultura, que por ahora no son más puestos simbólicos que operan sin presupuestos.
El Estado es como un pastel grande en que a cada Ministerio le corresponde un pedazo. Cada año, el proceso de estructuración de la Ley de Ingresos y Gastos es una lucha en que cada Ministerio desea incrementar la porción que le corresponde del pastel.
Antes de dividir el pastel, presidente Luís Abinader, se debe evaluar propósito, visión y misión de cada programa. Muchas cosas no tienen razón de ser, deben ser dejadas a un lado o rediseñadas, pero es normal que los funcionarios opten por seguir la rutina, porque cada acción se apoya en un entramado de intereses que son afectados si se altera la continuidad.
Lo anterior sucede, apreciados Luís Abinader y Roberto Angel Salcedo, con el Carnaval de Santo Domingo y la Feria Internacional del Libro.
¿A quién le duele el patrimonio del Estado? ¿Quién cuida del beneficio social? Son preguntas que muchas personas inteligentes se hacen en el día y día y que al no encontrar acciones objetivas como respuestas, pierden confianza en el sistema democrático.
Roberto Angel Salcedo debe ser el Ministro de Cultura que haga ese reenfoque, esa transición de la Feria Internacional del Libro a las Ferias Provinciales y Regionales, que en el pasado se celebraron, pero sin prestarle mucho interés y darles mucha importancia.
La Feria Internacional del Libro no es creación de Roberto Angel Salcedo. Eso viene desde el primer gobierno de Leonel Fernández. En ese momento era necesaria, pero ahora no tiene sentido mantenerlas, y es algo que el presidente Luís Abinader o quien venga en el 2028, deberá entender.
Aporta más a la cultura y al libro crear escenarios para promover a los escritores de las provincias y llevar charlas a los estudiantes sobre: Familia, Desarrollo Humano, emprendedurismo, seguridad ciudadana, vida en armonía con el medio ambiente, Derechos y Deberes Ciudadanos, entre otros, impartidas por profesionales dominicanos de prestigio y trayectoria, que gastar dinero trayendo conferencistas extranjeros para dar un paseo por la República Dominicana y socializar con un grupo de personas algunos «altaneros» que utilizan el patrimonio público para la buena vida, el bulto y ego personal.
Desde luego que 32 ferias Provinciales y cuatro Regionales es mucho trabajo para los funcionarios, quienes quizás se sienten más cómodos poniendo todo el presupuesto y la atención en un sólo evento, en «un figuero y bulto grande» y es justamente eso La Feria Internacional del Libro.
Celebrar 32 ferias Provinciales y 4 Regionales permitirían tener dos o tres escenarios cada mes.
Imagínese presidente Luís Abinader todas las buenas noticias, socialización y saludables escenas empáticas que se producirian.
El Ministerio de Cultura debe estimular la creatividad y producción intelectual, y las ferias Provinciales y Regionales son los mejores escenarios. Se debe organizar Concursos Literarios con premiación y reconocimiento en cada feria Provincial y Regional.
Vámonos con lo necesario, útil y conveniente para el interés nacional, aunque afecte negocios y privilegios, presidente Luís Abinader. Aunque le reduzca el tiempo de confort a los servidores públicos.
Vamos presidente Luís Abinader.
JPM
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