Por: Katherine J. Almonte Taveras
Santo Domingo – ¿Cuál es la decisión más importante que tomamos en la vida? Para muchos, la respuesta se enfoca en la carrera profesional, la maternidad/paternidad o la adquisición de bienes. Sin embargo, la autora Katherine J. Almonte Taveras, en una profunda reflexión, sostiene que la elección verdaderamente transcendental es la de la persona con la que se elige compartir la vida.
Almonte Taveras inicia su análisis citando el pasaje bíblico de Marcos 10:7-8: “Y dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; Y los dos serán una sola carne”, para argumentar que de esta decisión de unificación dependerán todas las demás esferas de la vida.
Más Allá del «Amor Propio»: El Impacto en el Bienestar
La autora subraya que su planteamiento no se trata de fomentar la dependencia emocional o contradecir los discursos de «amor propio», sino de entender el impacto absoluto que esta elección tiene en la estabilidad, el bienestar y hasta en la relación que el individuo tiene consigo mismo y con el mundo.
«La persona con la que elijas compartir la vida afectará tu seguridad emocional y tu salud mental,» afirma Almonte Taveras. Un vínculo de apoyo, respeto y comprensión genera seguridad, mientras que las carencias afectivas mantienen el «sistema nervioso en un estado de alerta constante». En este sentido, la pareja tiene el poder de alimentar o causar desnutrición a la propia percepción y puede llevar al crecimiento y la empatía o, por el contrario, a la frustración y el resentimiento.
De Ídolos a la Supervivencia: El Trauma en la Salud Mental
La columnista trae a colación ejemplos de personas que, siendo «íconos e ídolos» en sus áreas, vieron sus vidas colapsadas tras experimentar escenarios de violencia verbal, física, irrespeto o abandono en sus relaciones. Según su reflexión, el trauma afectó su salud mental de forma tan significativa que sus habilidades cognitivas se redujeron a «labores de supervivencia».
Finalmente, Almonte Taveras critica el «discurso barato de amor propio» y la sobreinformación de las redes, que a su juicio, han desvirtuado el propósito inicial de las relaciones. Aunque la soledad es gratificante y el tener pareja es «maravilloso cuando se hace desde la sanación y el autoconocimiento,» la autora concluye con una poderosa analogía: «una fruta jugosa en medio de frutos secos y dañados, terminará eventualmente pereciendo.»
En última instancia, la autora hace un llamado a la conciencia sobre la magnitud de esta decisión, pues aunque la perfección no existe, la elección de la pareja afecta totalmente las elecciones que se hacen sobre uno mismo en otras áreas de la vida.
