Macron, Lula y Abinader

imagen

El autor es coordinador de la organización Paz Dominicana Reside en Santo Domingo

Los estremecedores sacudimientos del viejo mundo ante los pasos agigantados del Mundo Nuevo emergiendo, en regiones en proceso de desencadenamientos de la cruel esclavitud de potencias occidentales, traen consigo absurdos comportamientos del establecimiento oligarca y satánico de naciones que durante mucho tiempo se mostraron socios complacientes de las elites colonialistas que siempre actuaban en perjuicio de los pueblos de dichas naciones profundamente empobrecidas por el saqueo de sus riquezas por parte de las grandes corporaciones mineras, energéticas, alimentarias, farmacéuticas y de insumos tectológicos.

Tal es el caso de Francia, que, durante mucho tiempo de colonización a los países del continente africano, basaron su desarrollo económico en la expoliación de los recursos mineros y energéticos de países como Burkina Faso, actualmente liderado por el joven capitán Ibrahim Trahoré, al mando de su nación tras el golpe de estado del 30 de septiembre del año 2022, asumiendo como presidente interino a partir del 6 de octubre de ese mismo año. Ya presidiendo Burkina Faso inició una revolución soberana cuestionando los contratos de las grandes corporaciones mineras y de otros ámbitos, bajo las alas poderosas de Francia y sus socios capitalistas en detrimento de su sufrido pueblo.

Ibrahim Trahoré, desde su arribo al poder ha enfrentado al gobierno del presidente de Francia Enmanuel Macron, acusándolo de haberlos humillado durante largos periodos de colonialismo francés y tratarlos como sino fueran humanos. Ha instado a romper con los acuerdos militares con Francia, a los que acusa del mayor daño perpetrado en todo el continente de África desde la independencia de sus naciones. Ya varios países africanos, incluidos Níger y Mali, han expulsado las bases militares francesas de sus territorios. El presidente interino de Burkina Faso, Ibrahim, nacionalizó las minas de oro de su país.

Graves acusaciones de Ibrahim Trahoré a Lula Da Silva.

Actualmente Trahoré mantiene un enfrentamiento directo con el presidente de Brasil, Lula Da Silva, por permitir contratos mineros onerosos disfrazados de promesas de desarrollo y prosperidad, dejando a su paso devastación de la biodiversidad donde operan, enfermedades y los grandes acuíferos de la zona de operación, completamente contaminados. Cualquier parecido con Barrick Gold y otras mineras operando en Dominicana es pura casualidad. Ha cuestionado al gobierno de Lula en Brasil de entregar la amazonia a las mismas corporaciones que han explotado África durante siglos, olvidándose de sus antiguas luchas sociales por la que alcanzó fama.

Ha llamado la atención que, tras la reunión de Lula con el presidente de los EEUU, un cargamento de armas desapareció y fue hallado en manos de insurgentes en Mali. De igual forma ha señalado que un diplomático brasileño fue visto reuniéndose con un mercenario para hacerles llegar tecnologías de drones, no para los gobiernos de la Alianza del Sahel de África, sino para los paramilitares al servicio de las grandes corporaciones de las naciones potencias. Recientemente vimos agencias de noticias (propaganda de guerra) reportar el abatimiento de pandillas en el hermano Haití con el uso de estas mismas tecnologías de drones. Su denuncia trajo consigo una postura de enfrentamiento de parte de algunos gobiernos del Sur de nuestra América, viéndose comprometida la diplomacia entre nuestros pueblos latinoamericanos. Lula esta siendo directamente acusado por Trahoré de mantener un nuevo colonialismo contra los presidentes de la Alianza del Sahel, enmascarado de solidaridad y buena voluntad con los pueblos de África.

Luis Abinader y su gira por Europa y Brasil.

Viendo lo anterior, es muy claro deducir el propósito de la última gira del presidente Abinader por Europa y Brasil, donde se destaca su reunión con el presidente de Francia Enmanuel Macron, quien padece una grave crisis de suministros mineros y energéticos, causado por el despertar de los pueblos africanos determinados a conquistar su soberanía, autonomía y liberación definitiva, bajo el liderazgo del presidente de Burkina Faso, el capitán Ibrahim Trahoré. Occidente basó su desarrollo económico en una política exterior de intervenciones militares, expoliación de las innúmeras riquezas de las naciones en vía de desarrollo y la apuesta a la instalación de gobiernos serviles en la región de su interés.

Los iguales se buscan, y maxime cuando padecen las mismas enfermedades o comparten desgracias similares, en procura de plantear nuevas estrategias ante el desconcierto en el que se encuentran sus gobiernos títeres por un Mundo Nuevo surgiendo de las tinieblas de un pasado horrible. Lo mismo sucede con el presidente Lula de Brasil, que al parecer se encuentra en una nueva encerrona, su cerebro se quedó frizado en un pasado de coimas y cabildeos, esos perversos intereses corporativos al parecer pactaron con él su libertad y entronización como presidente del Brasil, desde cuando mantenía prisión. China y Rusia habían ganado suficiente terreno en África, y en nuestra América Latina y el Caribe, lo mismo se encuentra aconteciendo, estamos dando la batalla hasta la victoria siempre.

¿Acaso piensan que por el hecho de poseer casi el total control de la narrativa gracias a sus competentes agencias de relaciones públicas (prensa RD y medios alternativos) van ganando la batalla? Si así lo están pensando son unos ilusos. El BRICS + 2025 estará en Rio de Janeiro el 6 y 7 de julio del presente, su anfitrión, el presidente Lula Da Silva, caminando sobre el filo de la navaja, ¿dejará que la primera sigla del poderoso grupo BRICS+, sea de Burkina Faso en lugar de Brasil o de Bolivia? Se está jugando su destino. “Se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién esta por YHVH? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví”. Éxodo 32, 26.

of-am

Compártelo en tus redes:

ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.