La NASA lanzó una operación de emergencia para evitar que el observatorio espacial Neil Gehrels Swift se estrelle contra la Tierra. El organismo confirmó que la nave está en una caída lenta y acelerada, lo que podría provocar un impacto para finales de 2026 si no se actúa a tiempo.
Ante este riesgo, la agencia decidió contratar a la compañía aeroespacial Katalyst Space Technologies, que utilizará un cohete Pegasus XL, lanzado desde un avión en pleno vuelo, para ejecutar la maniobra de rescate. La misión busca desviar el observatorio y colocarlo nuevamente en una órbita segura.
Un telescopio clave que está perdiendo estabilidad
Swift ha operado por casi dos décadas estudiando rayos gamma desde la órbita baja terrestre. Sin intervención, no solo podría quedar inoperativo, sino que también representaría un riesgo para la población debido al posible impacto de sus restos.
El plan de desviación
Para ejecutar la misión, Katalyst usará un avión L-1011 Stargazer, que transportará el Pegasus XL hasta la altitud necesaria. Desde allí liberará una nave robótica capaz de acoplarse al observatorio y empujarlo hacia una nueva órbita.
La NASA advirtió que el tiempo es limitado:
“Estamos en una carrera contrarreloj”, señaló Shawn Domagal-Goldman, director interino de Astrofísica.
Por su parte, Ghonhee Lee, CEO de Katalyst, explicó que el Pegasus XL es “el único vehículo capaz de cumplir con la órbita, el cronograma y el costo” que exige la operación.
Un desafío técnico sin precedentes
Northrop Grumman, propietaria del Stargazer, confirmó que la estructura ya está lista y solo falta la integración final del cohete, además del software de trayectoria.
Katalyst también afirmó que la misión está comprometida con la fecha prevista y que adaptarán la maniobra según la velocidad del deterioro orbital.
