La comunidad solo para mujeres que llamó la atención del país
Bird’s Nest es una pequeña comunidad creada por y para mujeres que viven solas. Está formada por 11 residentes que decidieron compartir un espacio donde la calma, la independencia y el apoyo son la base de la convivencia. El proyecto ganó notoriedad porque su filosofía es clara y directa: es una comunidad solo para mujeres, pensada para quienes buscan tranquilidad y un entorno seguro.
La fundadora, Robyn Yerian, invirtió sus ahorros de retiro para comprar un terreno y convertirlo en un lugar accesible y organizado. Su objetivo era ofrecer un estilo de vida sencillo y colaborativo. Según medios como People y New York Post, la idea creció más rápido de lo que imaginaba y hoy existen cientos de solicitudes para ingresar.
Cómo es vivir en esta comunidad
Las mujeres habitan tiny homes instaladas sobre plataformas de concreto. Pagan una renta desde 450 dólares al mes, lo que incluye servicios básicos y acceso a un entorno natural cuidado entre todas. La estructura del lugar favorece la convivencia diaria y las actividades compartidas.
La comunidad no funciona como un retiro ni como un programa formal. Es simplemente un espacio donde las residentes viven con libertad y tranquilidad. Aunque no existe una ley que prohíba el ingreso de hombres, la selección es estricta y se centra solo en mujeres que encajen con el estilo del proyecto, lo que mantiene su esencia intacta.
Qué motiva a tantas mujeres a mudarse
El interés por esta comunidad solo para mujeres ha crecido porque ofrece algo cada vez más valorado: compañía, seguridad y un costo accesible. Muchas de las residentes eran viudas, divorciadas o vivían solas antes de mudarse. Al llegar, encontraron un ambiente donde pueden apoyarse, compartir rutinas y sentirse acompañadas sin renunciar a su independencia.
Según People, la lista de espera llegó a superar las 500 solicitudes, lo que demuestra el impacto del proyecto y la necesidad real de modelos de vivienda alternativos enfocados en el bienestar.
Historias de convivencia y apoyo
Las residentes describen el lugar como un espacio donde se respira calma. Por las mañanas se reúnen para tomar café, cuidar el jardín o caminar por los senderos internos. Por la tarde conversan en los porches de sus tiny homes y se ayudan con tareas básicas o citas médicas. Este ritmo crea una red de apoyo constante, algo que para muchas era difícil de encontrar antes de mudarse.
Una mujer comentó que nunca había estado tan acompañada ni tan tranquila. Otra expresó que llegó buscando paz y la encontró desde el primer día.
Un modelo que podría replicarse
Bird’s Nest se convirtió en un símbolo de independencia femenina y una referencia para quienes buscan un nuevo estilo de vida. La fundadora cree que la comunidad solo para mujeres puede funcionar en otros estados, siempre que conservan la esencia: accesibilidad, apoyo y respeto.
Este tipo de proyectos muestra cómo las tiny homes y la organización comunitaria pueden abrir oportunidades para mujeres que desean vivir con calma y rodeadas de personas afines.